Vasija Blanco, un vino que celebra la maestría e innovación en Bodegas Domecq

Para Bodegas Domecq, el lanzamiento de Vasija Blanco es la muestra clara de lo que ha sido su trabajo por cincuenta años en México: resaltar el terroir de Valle de Guadalupe a través de la maestría que solo décadas trabajando la uva – desde el viñedo hasta su guarda en la bodega- te pueden brindar.

Y resulta doblemente simbólico que, a medio siglo de asentarse en el país, se estén utilizando las vasijas de barro que la familia Domecq trajo desde La Mancha entre sus pertenencias. Estos utensilios de guarda descansaron en el museo de la bodega hasta que Alberto Verdeja decidió experimentar en secreto con ellas, descubriendo una vinificación especial que le conferían atributos únicos al caldo resultante.

“Cuando pienso en las vasijas que utilicé en este proyecto, pienso en la travesía que tuvieron: cruzaron el mar para llegar a México, fueron exhibidas ante mucha gente y despertaron en mí las ganas de extender su historia”. – Alberto Verdeja.

Vasija Blanco

Si Vasija tinto partió de un secreto y como tal sorprendió al ser develado, Vasija Blanco nació con el reto de mantener el legado de su antecesor, desafío que cumple con creces y con su lanzamiento vuelve a colocar a Bodegas Domecq como una de las vinícolas que más se aventuran en la innovación, nutriendo con su experiencia y calidad a un mercado en el que pareciera que todo ya ha sido inventado.

“Vinificar en vasijas de barro es parte de la historia del vino, aparece en la biblia y muchas culturas antiguas las utilizaron para avinagrar las uvas. La exclusividad de esta etiqueta proviene de las decisiones que se tomaron durante su creación y de que somos la única Bodega en México con vasijas de barro de más de 300 años”. – Alberto Verdeja.

Vasijas: piezas de museo intocables

Desde su ingreso a Bodegas Domecq en 1999, a Verdeja le resultaron muy intrigantes las vasijas exhibidas en el museo de la empresa. Formulando una teoría, recabó información con enólogos de alto renombre, investigó las primeras vinificaciones en barro de las culturas antiguas y viajó a otros países donde existían pruebas del proceso. Teniendo todas las pruebas, decidió tomar a escondidas tres vasijas para pasar al proceso de experimentación, la cual realizaba durante las noches, después de su trabajo habitual en el viñedo.

“Empecé a jugar con las vasijas en 2014, haciendo vinificaciones naturales con la levadura que traía el campo, que fue la responsable de hacer la magia durante los tres años posteriores. En 2017 obtuve un vino que se aproximaba mucho al que estaba buscando; para 2019 inicié pruebas concretas vertiendo un Chardonnay en una de ellas, con resultados muy favorables. Fue en 2020 y tras lo positivo del primer experimento, que decidí dar a un Sauvigon Blanc una expresión fuera de lo común. Esta uva viene de una planta que tenemos en un suelo compuesto de arcilla por encima, arenoso por dentro y cercano a un cauce, factor que le da peculiaridad a los vinos blancos”. – Alberto Verdeja.

La complejidad del Vino Blanco

El consumo de vino blanco en México ha ido en crecimiento acelerado en los últimos años y esto solo se debe al incremento en la calidad de las etiquetas. Para un país con fuerte tradición en el consumo de vinos tintos, la única labor de convencimiento es ofrecerle etiquetas complejas, de buen cuerpo e infinidad de interpretaciones en boca y nariz; pero, sobre todo, que reflejen el terroir del Valle de Guadalupe.

Vasija Blanco es un Sauvignon Blanc de Valle de Guadalupe, con todo el carácter de una tierra de características bien definidas. Es resultado de un prensado a racimo entero donde el jugo más concentrado pasa ocho meses de fermentación en la vasija.

“El barro confirió de mucho carácter al vino resultante, obteniendo perfume y tipicidad, con un alto volumen en boca y notas cítricas a los costados. Es un vino gastronómico, que no deseaba separar de los alimentos desde que lo definí”. – Alberto Verdeja.

El panorama vinícola de alto nivel está de plácemes con Vasija Blanco, quien llega en el momento ideal: con la primavera ofreciendo el mejor contexto para disfrutarlo y cercano al aniversario de medio siglo de Bodegas Domecq en puerta, para recordarnos que su historia apenas está empezando.