Cómo pedir un vino en una cita romántica

Todos hemos estado en la situación de tener que elegir un vino sin contar con la seguridad de saber escoger el mejor entre tantas bodegas, denominaciones de origen, variedades y precios. Es más, muchos de estos conceptos podrían ser totalmente desconocidos para nosotros. Y terminamos pidiendo el que escuchamos o vimos en algún comercial o el más caro, esperando que con el costo incremente la calidad.

Si a todo esto además sumamos que estamos en una cita de San Valentín, el nerviosismo por no equivocarnos nos puede meter en verdaderos problemas.

Platicamos con Alberto Verdeja, Wine Maker de Bodegas Domecq, sobre cómo deberíamos abordar la selección de un buen vino y lograr que la velada fluya de forma natural, logrando que el vino elegido sume a la experiencia y no resulte un dolor de cabeza.

La carta de vinos

Regularmente, la carta estará dividida por tipo de vino (blancos, espumosos, tintos, rosados…), lo ideal es que elijas una vez hayan revisado el menú de alimentos y tengan una idea de cuál puede funcionar con los platillos que más se les apetecen. Leer primero el precio es muy normal y todos lo hacemos, nos sirve para considerar los límites de nuestro presupuesto. Revisa los vinos que están en el rango de precio que te conviene más y compara sus características, como país o tipo de uva, si tienes algunas consentidas.

Muchos restaurantes cuentan con un sommelier que te recomendará algunas etiquetas, lo que puede resultar intimidante. Escucha su propuesta y resuelve todas tus dudas; será más honesto e interesante no aparentar que conoces todo sobre el mundo del vino.

El maridaje

Como nos explicaba anteriormente Alberto, es muy buena opción revisar primero los platillos que se nos antojan y después, en base a ellos, pedir un vino. Para una cita por la tarde, se puede abrir con un blanco o rosado previo a los alimentos, para refrescarnos y preparar el paladar. Si la reunión es por la noche o iniciará con una entrada de quesos, aceitunas o tapas españolas, un tinto resulta la mejor elección.

“La familia Chateau Domecq cuenta con Blanco, Rosado y Tinto, y son vinos que elaboré pensando en la gastronomía mexicana; fácilmente te pueden acompañar toda la velada”, comparte Alberto.

Pregunta por el tiempo de crianza del vino (que es el tiempo en que se guarda en barricas para que madure) o su complejidad, eso te dará una mejor idea de cómo maridarlo: los vinos jóvenes van con platillos de mar, ensaladas y platillos de especiado sutil, mientras que los de mayor tiempo en barrica se acompañan de platillos de sabores fuertes, de salsas espesas o carnes de caza; platillos de marcado carácter.

Fíjate muy bien si el costo es por copeo (una copa) o por botella, y aclara cuál es el que deseas desde un inicio.

“El mejor vino es el que a ti te gusta. Y lo mismo pasa con los alimentos con que los marides, existen tantas capas de sabor y aromas en el vino y la comida actuales, que no podemos cerrarnos a la regla de que el tinto solo va con carnes y el blanco con pescados”, explica Verdeja.

El servicio

Recuerda que tú tienes el control de lo que te sirvan y cómo te lo sirven; no aceptes un vino que sobrepase tu presupuesto o que te quieran imponer. Tampoco aceptes que no esté a la temperatura correcta.

Puedes pedir te den a probar un vino, para lo cual te servirán una pequeña porción en copa. No es necesario que seas un experto en notas aromáticas para identificar malos olores, como huevo o vinagre, que si son muy potentes indican que el vino no está en óptimas condiciones. Permite te sirvan un poco y mueve la copa ligeramente (puedes hacerlo sin separarla de la mesa para evitar derrames) y vuelve a oler el vino; descubrirás si ese mal olor se intensificó o, al contrario, tienes aromas de frutas, maderas o especias. Si te ofrecen oler el corcho es un ejercicio similar, identificar que no existan malos olores. Ahora sí, ¡que sirvan el vino!

Para la temperatura del vino, lo ideal es que sirvan los blancos y rosados entre 7°C y 9° C; un vino tinto se recomienda un poco debajo de la temperatura ambiente, pero nunca caliente. Para los espumosos como el champagne, la temperatura está entre los 5°C y 7°C. Si consideras que el vino no está a buena temperatura, no lo aceptes y pide se enfríe un poco más.

Como verás, elegir un vino no debe ser un problema y está muy ligado a tus gustos personales. Si tienes dudas pregunta al personal sin temor a equivocarte, tu interés por aprender resultará un atractivo más.