Limites Sanos para encontrar la paz – Parte 1

Hablemos de comportamientos tóxicos que se ponen en el camino y sobre cómo poner límites para evitarme sufrimiento

Por: Alejandra Quintero Oria IG @alequinterooria

Para poner el contexto la importancia de poner límites sanos para cuidarte y respetarte a ti mismo es importante identificar los tipos de personalidades tóxicas. Este ejercicio nos ayudará a ver con mayor claridad, esas dinámicas en nuestras relaciones que atentan contra nuestro bienestar, la mayoría de las veces sin darnos cuenta.

Antes que nada, quiero enfatizar que no hay personas que sean 100% tóxicas en su alma o en su ser.  Existen más bien comportamientos, hábitos y condicionamientos tóxicos. 

Es difícil convivir con personas que tienen comportamientos tóxicos, especialmente cuando ya iniciaste un camino hacia el bienestar y búsqueda espiritual.  Cuando nos volvemos más conscientes, nos damos más cuenta de las situaciones que nos quitan la paz.

Poner un límite no tiene que ser dejar de ver a esa persona o construir una muralla entre esa persona y tú.  Se trata de cortar con “esa parte” de su vida que te afecta.

Mientras más edad tenemos, se vuelve más difícil construir nuevas relaciones que sean enriquecedoras y significativas.  Hay estudios estadísticos en USA que dicen que el 80% de la población de 18 a 50 años han hecho solo 1 nuevo amigo en los últimos 5 años. 

La confianza y la honestidad son los valores que todos queremos encontrar en nuestras relaciones, pero ¿por qué nos cuesta tanto trabajo encontrar nuevos amigos que realmente podamos considerar como relaciones profundas y cercanas?  Una de las principales causas es “no saber poner límites”.

Definamos ahora esas personalidades tóxicas para que podamos tener más claro aquellas situaciones en las que debemos poner un alto; aquellos momentos en los que el otro cruza un umbral que me provoca sufrimiento.

  1. Catastrófico – Los identificas porque hasta el más mínimo percance se convierte en el fin del mundo, viven al borde del abismo.  “Algunos crean su propia tormenta y después se enojan cuando llueve”. – Anónimo

Les falta perspectiva, y cuando les ofreces ayuda para que amplíen su visión, la rechazan.

En el pasado seguramente les dieron poca atención cuando algo salió muy mal; la gente no lo notó y no le importó y por eso se vuelven así de fatalistas.

Recordemos tener empatía y compasión con estas personas que pueden parecer en momentos amargadas; cuando en realidad debajo de esa actitud hay mucho dolor.

  • Quejoso – Nada es suficiente para ellos, se sienten sin ningún poder para cambiar sus circunstancias.  Si sale el sol…., hace mucho calor; Si está nublado….. que depresión.  La comida es muy salada, o le falta sal…en pocas palabras:  Son imposibles de complacer.

De pequeños seguramente crecieron con alguien siempre encontraba lo negativo, en lugar de notar su crecimiento.  No pueden ver lo bueno en la vida porque les da miedo; están literalmente en contra de ver las cosas en forma positiva. 

Es esa persona que cuando encuentras un nuevo trabajo te dice: “¡cómo te va a costar trabajo hacer nuevos amigos!”, “¡vas a extrañar a tus amigos en tu trabajo actual!”

  • Crítico – Siempre está hablando mal de los demás, especialmente a sus espaldas.  Para ellos todos lo que no ven el mundo como ellos, están mal.

Esta es una personalidad muy común y además se pega si convives mucho con ellos.  De pronto pensamos que estamos haciendo algo bueno cuando criticamos este tipo de comportamiento, pero OJO, si criticamos, estamos adoptando el mismo comportamiento tóxico que no nos gusta del otro.

Como decía mi abuela, si no vas a decir algo bueno del otro, mejor no decir nada.

  • Aguafiestas – Es aquel que siempre tira tierra.   Consigues un trabajo buenísimo, y esta persona comenta:  “seguro tenía un conocido y por eso se lo dieron”.  Siempre tienen ese comentario extra que le quita valor a la situación y a la persona.

El aguafiestas se pierde la oportunidad de crecer porque siempre están pensando que los demás tienen algo que ellos no tienen.

En el pasado, tuvieron padres que no les echaban porras, que no veían lo bueno en ellos, se sienten limitados por los demás y por eso quieren limitar a los demás.

Pero recordemos no juzgarlos, porque al hacerlo, solo estamos juzgándonos a nosotros mismos.

  • Eterno festivo – Siempre está feliz. Resiste las emociones negativas, literal negándose a convivir con ellas. Dejan de explorar estas emociones porque creen que no sirven de nada.

Recordemos que la emoción es una señal.  No te define, pero es un aviso; una oportunidad de crecimiento.

El eterno festivo es aquel que evade; cuando pasa o se comenta algo difícil, distraen la conversación a otra cosa que no tiene nada que ver.

Estas personas han pasado por trauma y dolor y por eso ven las emociones como una debilidad, y por lo tanto se pierden la oportunidad de crecer.   Seguramente de chicos nadie les pregunto cómo se sentían y no tuvieron oportunidad de compartir sus emociones.

  • Consumidor – Es aquel que te drena la energía.  Cuando la está pasando mal te pide consejos, pero nunca los toma en cuenta. Se alimenta de tu atención y de tu energía. Se sienten en libertad de pedir favores todo el tiempo y casi nunca los corresponden, o te ofrecen ayudar, pero cancelan de última hora y quedan mal.

En su infancia nunca los validaron ni les dieron afecto y atención y entonces ahora la exigen de todos. Le piden opinión a todo el mundo sobre su vida, pero nunca aplican los consejos que los demás les dan.

  • Camaleón – Nunca sabes quiénes son porque un día piensan una cosa y otro día otra.  Apoyan abiertamente un punto de vista en una conversación y después los escuchas apoyando el punto contrario.

La verdad es que no saben quiénes son; se perdieron y quieren encontrar ese sentido de pertenencia, esa comunidad.  Se sienten vacíos.

  • Experto – Adicto a dar consejos.  Siempre tienen una opinión de todo y están siempre convencidos de que tienen la razón.  Se enojan cuando no sigues sus consejos.

Después de leer todo esto, seguro estás pensando en personas cercanas en tu vida.  Yo te invito a hacer este ejercicio, pero ahora pensando cuáles de estos comportamientos o hábitos tóxicos puedes ver en ti.  Eso incrementará tu empatía hacia los demás.

Evita tener sentimientos negativos hacia estas personas en las que pensaste y mejor procura respetar. 

Tenemos que ser muy maduros para respetar a alguien que está cerca de nosotros, porque los vemos en su totalidad. El respeto de lejos es más fácil porque solo vemos lo bueno del otro; pero mientras más consciente estoy, y me doy cuenta de mis propios patrones, puedo ir construyendo empatía.

RECUERDA: LA TOXICIDAD ES UN PATRON, NO UNA PERSONA.

Ahora hablemos de los límites. Siempre pensamos en distancia física cuando hablamos de límites, pero hay muchos tipos de límites.  De tiempo, financieros, físicos, emocionales, mentales, legales.

Puedes tener una relación sana con alguien con quien has establecido un límite financiero, por ejemplo.  En este caso, el límite financiero no es = a un límite personal.  Es decir, puedes tener límites con una persona en solo 1 área.

También te darás cuenta de que hay ámbitos en tu vida en los que te será más fácil poner límites que en otros; habrá personas con las que te cueste más que otras también.

Lo importante es entender que el límite no es una pared. Nos choca tener que poner límites especialmente cuando estamos buscando amor y conexión y por eso no ponemos límites claros. Sin embargo, hay situaciones (las que afectan tu bienestar, seguridad y auto respeto) en las que la línea no puede estar borrosa.

Hay límites inamovibles y hay otros que pueden ser flexibles (los que a veces puedes mover, como por ejemplo “hacer ejercicio todos los días”.

SEÑALES DE QUE. NECESITAS PONER LIMITES EN TU VIDA

  1. Sientes resentimiento
  2. Estás enojado, frustrado
  3. Ansiedad, dolor de cabeza, problemas digestivos, insomnio
  4. Quieres evitar a personas con las que te cuesta poner límites
  5. Tus relaciones se vuelven problemáticas o estresantes y no sabes porqué.

¿COMO PONER LÍMITES?

  1.  CLARIDAD – Si no soy claro, la gente constantemente va a violar tus límites

Se claro y bondadoso y honra tus propios límites”

“Claridad, es generosidad y es la clave para las relaciones sanas”.

  • COMUNICACIÓN – Comunicar mis necesidades con amor, en bonito.

Ej.  Le dices a tu pareja que te encanta cocinar, pero que te gustaría que te ayudara 2 veces a la semana para que tu puedas darte un respiro.

RECUERDA:  No honrar tus necesidades, termina en sentirte frustrado, deprimido, problemas de salud, relaciones fallidas.

  • CONSISTENCIA – Cuando soy consistente comunicando mis límites, los demás saben que esperar.
  • CONSENTIMIENTO – Está OK ser flexible, pero necesito preguntarme si estoy de acuerdo en doblar mi límite, solo por esta vez – o si doblarlo va a sentar un precedente que me genere sufrimiento.
  • COMPASIÓN – Todo fluirá mejor si soy compasivo al definir límites.

Frost tiene una frase que me encanta: “Buenas bardas hacen buenos vecinos.  Límites robustos, respetados regularmente, dan como resultado relaciones confiables, poderosas y gratificantes. Los límites no tienen que ser negativos, pueden ser hermosos”.

Nos vemos muy pronto para seguir hablando de límites en las diferencias áreas de tu vida.   Namasté