“El padre” cautiva y el público aplaude de pie

Por Roberto Yáñez

La demencia senil es el punto en el que converge un excelente equipo teatral, encabezado por Luis de Tavira y Fernanda Castillo.

El teatro es el espejo de la reflexión, más cuándo se llevan a escena tramas realistas con las que el espectador tendrá que ser partícipe, sea a través de las emociones, de sus silencios o de la emotiva empatía sobre el tema que ve en escena.

“El padre” trata sobre un ingeniero retirado que se niega a aceptar que está perdiendo algunas facultades. Su hija, Ana está a punto de irse a vivir a otro país y debe tomar algunas decisiones contundentes. desde el punto de vista de Andrés, todos están en su contra; desde el punto de vista del espectador, algunos síntomas de demencia senil se vuelven evidentes en medio de un halo de misterio que se entrelaza con una trama realista, emotiva y profundamente conmovedora.

Gran equipo

La trama va generando una tensión que causa conmoción en el público y entre silencios; esa angustia que lleva a recordar a algún familiar con demencia, de lo difícil que se vuelve la vida del cuidador y los que circundan ese universo y hasta una total empatía con aquel anciano que no se reconoce en el momento que habita o que se quiebra por la falta de autoridad que va perdiendo y que, por instantes, se reconoce derrotado.

La excelencia de esta obra radica en su engranaje a partir de una adaptación perfecta del guion original de Florian Zeller y a la visión de una directora, a prueba de todo y de lo mejor que hay en México, se trata de Angélica Rogel, quien tomó el reto de dirigir al maestro Luis De Tavira y poner a la par a una Fernanda Castillo que no desmerece en nada ante la réplica de un cuadro de actores excepcional: un excelso De Tavira que quizá, en el papel interpretado por él que será más recordado por el público, acompañado de Pedro de Tavira, Emma Dib, Ana Sofía Gatica y Alfredo Gatica, todos manteniendo el ritmo impuesto por Rogel, en un universo que se desdobla por momentos y pone una línea de entendimiento para el espectador, que en ocasiones está en la mente de Andrés, y en otros, en los momentos en los que están viviendo los otros personajes.

Una obra con un tema difícil, sin duda, pero que ni lejanamente aleja, al contrario, llega a un público receptivo que aplaude, que llora y se conmueve con la interpretación de De Tavira y de Fernanda. ¿Acaso hay culpables? Uno reflexiona y decide, como lo hace Ana, el personaje de Castillo. Tal vez por momentos, la razón se inclina hacia el apoyo a la hija, en otras, por proteger a su padre, Andrés.

Enmarcados por una escenografía sobria y precisa, que se va convirtiendo en un espacio en el que desaparece todo y en el que todo va transformándose hasta quedar en la nada como un lienzo, Jorge Ballina vuelve a dejar muestra de su don en el dominio y creación de espacios escénicos.

Si en verdad quieres ver teatro con T mayúscula, no debes perderte esta obra. Fuerte, cruda, sublime, tal como lo es la relación humana, de momentos emotiva, de repente apabullante.

Ojalá y que la triada que formaron en producción Alejandro Gou, Guillermo Wiechers y Óscar Uriel siga dando frutos en otras puestas. Lo que se mira en escena, es la mejor entrega y cooperación de talentos y monstruos del teatro, que lograron conjuntar sus esfuerzos en una obra maestra. ¡Imperdible!

“El padre” se presenta en el Teatro Fernando Soler del Centro Teatral Manolo Fábregas, por corta temporada, viernes 20.30 hrs, sábado 18 y 20.30 hrs y domingo a las 18 horas. Boletos en taquilla y ticketmaster.