Delicados hilos de oro y plata son los protagonistas de una historia milenaria que abraza el corazón del mundo y que se escribió con amor en Oaxaca: la filigrana.
Desde tiempos inmemoriales, anillos, collares y pulseras son elaborados con esta técnica orfebre de origen árabe, la cual floreció en México en el periodo de la Colonia Española y que posteriormente fue utilizada con destreza artesanal, perfección y exactitud por la cultura mixteca.
Cabe mencionar que el trabajo de filigrana se puede admirar en algunas de las joyas emblematicas halladas en la Tumba número 7 de Monte Albán, Oaxaca como: XipeTotec (Dios de la primavera y de la fertilidad) y El Chimalli (escudo guerrero), entre algunas.
UN ARTE QUE TRASCIENDE EN EL TIEMPO
La joyería es tradición, herencia, sensibilidad y una de las formas más antíguas de expresión. Ocupa un lugar único en el mundo del arte y la cultura.
El oficio del joyero se transmite de generación en generación. Se alimenta de noches y días de arduo trabajo. De habilidad, sabiduria y paciencia. Pero, sobre todo de dos valores inquebrantables: respeto y amor.
Para hablar del arte de la filigrana y de cómo esta técnica orfebre inspira a los artistas del estado de Oaxaca, basta admirar el trabajo de los orfebres de Oro de Monte Albán, quienes, con hilos de plata y oro tejen a mano, de manera minuciosa invaluables joyas no solo por sus materiales sino por su historia.
Buscando fusionar la tradición mexicana con el diseño contemporáneo, los Maestros Orfebres oaxaqueños de Oro de Monte Albán crearon dos piezas atemporales de aretes en filigrana de oro de 14 kilates.
El amor y la amistad cobran vida en los dos diseños de alta calidad artesanal y de magnífica elegancia inspirados, en un símbolo emblemático: un corazón.
Los consumidores pueden adquirir joyas, conocer los procesos de manufactura artesanal o inscribirse a cursos de elaboración de joyería a través de su página oficial www.orodemontealban.com.