“Si el arte es el espejo de lo que uno es, en torno a la identidad se teje también la memoria y se hace visible lo vivido. Juchitán es el espejo de su historia, de sus mitos, ritos y leyendas”. Bajo esta premisa es que el pintor Demián Flores le ofrece un reconocimiento a esa ciudad oaxaqueña, a través de lo que habrá de ser su primer muestra del año, titulada Luces en el espejo.
En este caso, explica su creador, la serie plantea una relación entre el traje usado en el siglo XVIII por los “Manolos” que después devino en el que portaban exclusivamente los toreros y el traje de las “Manolas”, en específico el manto de Manila, mismo que después propicio un intercambio de tiempos y culturas en el que confluyen Asia, Europa, América y donde la cultura zapoteca de Juchitán, Oaxaca, encuentra una herencia reflejada en los trajes de las mujeres istmeñas.
“La serie es una reflexión sobre el trajes de luces, como un acto de anhelo por encontrar la feminidad juchiteca en el Otro, en un espejo de nuestras semejanzas y diferencias. El título de la muestra, Luces en el espejo, alude al traje de luces y el espejo, ese objeto donde uno se mira y se refleja, como una metáfora sobre la búsqueda de identidad. La muestra está protagonizada por diversos personajes que portan trajes de luces y en sus acomodos gestuales y corpóreos pretenden ser un reflejo de la mujer juchiteca”.
Demián Flores recuerda cómo veía a su abuela Manuela vestida con su traje típico juchiteco, conformado por huipiles y enaguas, profusamente bordados con flores o decorados vegetales y en las grandes fiestas portando sendos torzales de oro en los que se engarzaban monedas y filigranas del precioso metal. Quizá por esas imágenes y luego de ver varios trajes de luces colgados de las paredes del bar El Taurino, es que, abundó, “observábamos un espejo de nuestras mujeres que portaban los mantos de Manila, espejo de nuestras semejanzas y diferencias”.
Lo que interesa del arte a Demián Flores es que le permite reflexionar y crear conocimientos, de ahí que esta serie es un comentario sobre el cómo se construye una identidad, a partir del diálogo insoluble que se da entre las ropas y el capote de los toreros, los cuales encontraban una similitud con el vaivén de las enaguas en las fiestas patronales. De esto trata esta serie de pinturas, insistió, de la posibilidad que tiene el arte de abrir y crear nuevos horizontes, metáforas y analogías con la vida cotidiana.
El hilo conductor de esta muestra, según el propio Demián Flores, es la pintura por sí misma, pues esta serie busca incidir en los valores propios de la pintura, como el color, la materia, etcétera, como elementos significantes. Es decir, regresar a lo pictórico con sus propios valores plásticos, formales y que se entretejan con la representación, con lo visual y sus propias características simbólicas.
Por lo anterior es que, abundó el artista plástico, “en este caso me interesó utilizar al color negro como un patrón que neutralizara visualmente toda la serie, la despojará a ratos de soluciones meramente retinianas y llevará la mirada a formas más directas y carentes de color. También en esta serie incorporé el uso del oro como un referente simbólico, como luces en el espejo”.
54 piezas reúne esta exposición, la número 10 en este centro cultural, divididas de la siguiente manera: 26 óleos sobre tela, con algunos detalles de hoja de oro; 20 acuarelas con collage en pequeño formato; 6 piezas cuyas bases están impresas digitalmente sobre la tela y después trabajadas con otros materiales; por último se exhiben un políptico realizado sobre carteles taurinos y un pequeño bronce.
La inauguración de la muestra Luces en el espejo, de Demián Flores, se llevará a cabo el próximo martes 3 de febrero, a partir de las 19:00 horas, en la Galería Planta Alta y el Espacio Visual, del Centro Cultural Casa Lamm, ubicado en Avenida Álvaro Obregón 99, colonia Roma.